LA PRESENCIA WARI EN JUNÍN

Wari = Agua – Willka = Lugar Sagrado. En el corazón del Valle del Mantaro, distrito de Huancán, provincia de Huancayo (región Junín), existe un asentamiento arqueológico, a orillas de un puquio o manantial, lleno de misterios. Los Wari o Huari de Ayacucho – primer imperio constituido en nuestra tierra – expandieron su territorio hasta este sitio y los Huancas, posteriormente eligieron a ésta como su “Pacarina” o lugar de origen, confirmando su carácter sacro. Excepto los españoles…

Cuenta la historia que a la llegada de los conquistadores, esta formidable edificación fue casi totalmente destruida por representar “cultos de idolatría” contra la religión impuesta por los europeos, la católica. De esta manera, los españoles comandados por el padre Vicente Valverde, acabaron con años de adoración y parte de la historia.

Al parecer el clérigo Cristóbal de Albornoz habría dejado testimonio escrito de este paraje. Las crónicas señalan que en el lugar había albercas de agua límpida y pura y que los sacerdotes se bañaban en ellas, mientras las mujeres dejaban flores, coca, quinua y llevaban chicha de jora hacia el manantial para los concurrentes.



Huamán Poma de Ayala aseguraba que en el gran patio central que domina la pequeña cuesta, se sacrificaban animales y se bebía su sangre; entre ellos, de cuyes para tener abundante hemoglobina y conferir fortaleza a los sacerdotes, y además, se ofrecían niños a los dioses por su pureza para bendecir las cosechas. 

SACRIFICABAN NIÑOS

Esta costumbre, bárbara para otras civilizaciones (la de sacrificar animales, niños y doncellas), fue repetitiva en las culturas preincas e inclusive en la Inca, tanto como en otras partes del mundo lo hicieron Chinos, Mayas y Cartaginenses, entre otros tantos. En este caso en particular, para el dios nacional, Apu Con Ticse Huaricocha, y al dios local, Huallallo Carhuancho, quienes bendecían los campos con abundantes cosechas.  



Las ofrendas se enterraban debajo de los árboles de molle que dominan el patio central. En él, hasta el día de hoy se yergue un molle macho y uno hembra. Otro cronista, Pedro Cieza de León, da fe de la existencia e importancia de estos árboles centenarios, uno de los cuales fue incendiado. Por fortuna, sus cuidadores pudieron salvarlo para dar testimonio de sus más de 400 años de muda presencia.


Hoy, cientos de visitantes se toman fotos al pie de los árboles de molle, confiando en que serán bendecidos con saludable descendencia. Asimismo, a la salida de una de las fuentes de agua natural, cientos de parejas beben el líquido elemento renovando su juramento de amor. Hasta el día de hoy también, estos canales proveen de agua a los habitantes de la zona, quienes no pagan ni un sol por el servicio. Prodigiosa herencia.

DAMA WARI ¿INFIEL?

¿Castigada o tomada como botín? ¿pecadora o luchadora? Una serie de interrogantes se nos vienen a la mente al contemplar la urna de cristal donde yace su esqueleto, con un pie mutilado y el “instrumento de tortura” que contribuyó al cercenamiento, un cernícalo. Una dama Wari reposa sus restos mortales en tierra Huanca.

El cadáver presenta dos fracturas en el cráneo, posiblemente producidas por un objeto contundente, así como otras dos fracturas en la cadera, que evidencian la brutalidad del castigo. El pie cercenado tenía al cernícalo atado. Mujer y ave fueron encontradas juntas lo que demuestra también que tanto penitente como verdugo fueron abandonados hasta su muerte.



Esta misteriosa damisela tendría solo entre 20 y 25 años de edad y es casi seguro que provenía de la nobleza, pues aún posee las huellas de unas manos intocables, no hechas para la faena, y su dentadura muestra un alto consumo de maíz, solo permitido a los descendientes de los dioses.

¿Por qué entonces el castigo? ¿infidelidad casera o se trataba de una guardiana celosa que sucumbió ante el enemigo? Se nos permite especular y crear historias mientras los guías carecen de mayores indicios. Lo cierto es que en el museo de sitio ubicado en Huarihuilca, Wariwillca o Warivilca está prohibido tomarle fotos a la dama yaciente. Para esta nota robamos una de un osado profanador.



Texto y fotos: Revista Turística Perú Inka (excepto foto de restos óseos de la dama en Wariwilca).









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