AQUIA, JOYA DE BOLOGNESI
De los muchos apacibles rincones que aún existen en el Perú, entre sus campiñas pueblerinas y parajes de ensueño, hay uno en especial que usted, viajero, no debería dejar de visitar. Nos referimos al bello distrito ancashino de Aquia, cuya historia está ligada a sus vestigios históricos como el milagroso y enigmático Señor de Cáyac y San Miguel Arcángel, patrón del distrito, cuya fiesta revela el sincretismo de prácticas culturales de honda raigambre ancestral.
Para quienes aún no tuvieron la suerte de visitar Aquia, les
recomendamos hacerlo durante su fiesta patronal; del 27 de setiembre al 3 de
octubre. Allí podrán tener la ocasión de asistir a la procesión a San Miguel
Arcángel y la misa celebrada en la viceparroquia del distrito, la misma que es
una impresionante joya que data del siglo XVII y que, pese a encontrarse en
avanzado estado de deterioro, aún se resiste a caer.
El templo conserva a duras penas sus altares y portales originales
en quenual (madera nativa) e imágenes de maguey, únicas en su especie. Además,
posee inexploradas catacumbas que datan del año 1700 cuando los propios moradores
del distrito se enterraban en sus cimientos.
Asimismo, la veneración a San Miguel Arcángel dura entre seis y ocho
días, dependiendo del entusiasmo y alcance del bolsillo de los llamados
“carguyoc” (equivalentes a los capataces en otras fiestas).
Abren la festividad (27 de setiembre de cada año), el Capitán, los
Mayordomos y el Estandartero, acompañados de bandas musicales. La Noche de
Salva, que es donde literalmente se rompen fuegos (artificiales) es seguida de
contrapunteos entre barrios, que hacen ostentación con sus pirotécnicos, el
virtuosismo y resistencia de sus bandas.
El 28 de setiembre se lleva a cabo la tradicional procesión de la
imagen milagrosa por todo el pueblo, combinando esta peregrinación con la
degustación de dulces (colado, arroz con leche, biscochos, roscas) y, qué duda
cabe, algo de licor ara el frío nocturno.
Al día siguiente se realiza la gran fiesta central y el día 30, una
singular representación de la conquista, con la caída de Atahualpa. Las
celebraciones terminan dos o tres días después con corridas de toros, ferias y
mucha algarabía.
FORMIDABLES QUESOS
Para quienes viven o laboran en el Centro Histórico de Lima, el
jirón Carabaya es conocido por ofrecer los mejores quesos de Aquia, así como
los de su vecino competidor Chiquián, capital de la provincia de Bolognesi,
también en la región Áncash. Ambos se disputan siempre el título de “mejor
productor quesero”, así que es bueno probar los dos.
Precisamente, productores como Luis Ocrospoma han hecho posible la
comercialización de los quesos de Aquia, tras un minucioso proceso que empieza
con el acopio y calentamiento de la leche a unos 30º C, al cual se añade cuajo
natural y mantenimiento del producto a unos 38º C para después separar el grano
del suero.
“Aquí no utilizamos ningún conservante ni saborizante, como sí
ocurre en otras partes, sólo sal y el resto es un procedimiento natural que se
sigue desde siempre, yo soy técnico en la materia y he aprendido cada paso como
debe ser, por eso nuestros quesos, aunque artesanales, tienen una calidad
garantizada”, menciona.
DELICIOSAS TRUCHAS
Igualmente, a sólo un par de metros del cauce del río, la
Piscigranja Municipal del Centro Poblado de Racrachaca, produce unas cien mil truchas
al año como promedio. Luego de un nefasto periodo en la década del 70, cuando una
minera utilizaba el río Pativilca como “relavera”, hoy (gracias a las actuales
leyes y permanente fiscalización) se ha podido reflotar este centro productivo.
MILAGROSO SEÑOR DE CAYAC
Cuenta la leyenda que hace muchos años, cuando los terrenos que quedaban
en las orillas del Río Pativilca fueron ofrecidos para área agrícola, alguien
descubrió un rostro adherido a la roca. Aquella roca era una sola pieza que
llegaba hasta el lecho mismo del río y la imagen era de Cristo yaciente.
Una de esas tardes en la que los comuneros trabajaban en recuperar
la imagen esculpida en piedra, uno de ellos golpeó sin intención el rostro con
un pico. Durante esa misma noche un hombre barbado se le acercó en el camino.
“Qué hombre tan bruto eres, me has malogrado la cara”, le increpó,
ante el asombro de su interlocutor. Años más tarde un santuario se erigió en el
lugar y la roca, remodelada, se convirtió en una de las figuras más veneradas de
Áncash y del país en general.
El Señor de Cáyac o “Cristo de Piedra”, como también es conocido, ha
obrado muchos milagros, según los miles de visitantes que acuden al templo.
Cada 3 de mayo se cuentan por cientos, quizás miles los creyentes y se realizan
muchas peregrinaciones con comida y fiesta incluida.
De manera similar al adorado Señor de los Milagros en Lima, pintado
supuestamente por un mulato esclavo en una pared, la imagen del Señor de Cáyac esculpida
en una roca, no tiene autoría conocida. La mayoría de aquinos señalan que la
hizo el propio Dios que ha querido, de esta manera, premiar el fervor del
pueblo de Aquia y la belleza de este paraíso serrano.
Aquia cuenta además con otros atractivos como las lagunas de Huamanhuegue, Cocoche, Jaracocha, Tancán, Huántuc, Mishacocha y Yanacocha, las aguas termales de Shalanga y sitios arqueológicos como Tallenga, Quinchapata, Purunmarca, Shulashmarca, Hualancajirca, Shulca y Pucamachay. Eso ya será motivo para una nueva visita.
Qué espera entonces para conocerlo. Camino de Lima a Huaraz, usted puede tomar el desvío que se encuentra a la entrada de la laguna de Conocoha (km 314). Siguiendo por la misma vía, tomamos la entrada de la derecha (a la izquierda llegamos a Chiquián). De manera descendente, paisaje y clima van cambiando hasta llegar a nuestro destino, a unas nueve horas aproximadas desde la capital del país hasta esta tierra de los Chavín, descendientes del Apu Cóndor.
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