BODEGA Y QUADRA, NAVEGANTE OLVIDADO

En pleno de centro de Lima, a pocos metros del Palacio de Gobierno, se yergue uno de los mudos testigos del auge colonial en la “tres veces coronada villa”, la Casa Bodega y Quadra. Pero no se trata exactamente de un estanco o almacén sino de la residencia de los padres de un heroico navegante peruano. Entre sus paredes, una noble familia nos ha legado parte del menaje de una época de grandeza, arte y vasto sincretismo de culturas.

Este museo de sitio exhibe piezas de cerámica de las culturas Lima, Chancay e Inca, así como utensilios coloniales y republicanos del Perú, España, Panamá y porcelana china de la dinastía Ming. Está ubicado en el Jr. Áncash 209, 213 y 217, al lado de la antigua estación de trenes de Desamparados, hoy Casa de la Literatura Peruana.



Su puesta en valor se inició a raíz de los trabajos de renovación urbana realizados en la Manzana del Rastro y de la Soledad, ejecutados por la Municipalidad Metropolitana de Lima y EmiLima, proyecto liderado por la fenecida arquitecta Flor de María Valladolid y respaldado por las investigaciones de los arqueólogos Daniel Guerrero Zevallos y Miguel Fhon Bazán.

Entre otros hallazgos, se descubrió estructuras y una serie de arcos del periodo virreinal (siglos XVII y XVIII), a cuatro metros de profundidad aproximadamente. El relleno que cubría las estructuras contenía distintos materiales arqueológicos como cerámica virreinal de diversas características y formas, entre otros artefactos.



EL PERUANO QUE CONQUISTÓ VANCOUVER

La historia señala que el 16 de marzo de 1775, Juan Francisco de la Bodega y Quadra, hijo de Tomás, dueño de la residencia en mención, partió del puerto de San Blas, en el actual estado de Nayarit, México, en una goleta pequeña, con vigas rajadas y velas insuficientes, con la orden de llegar hasta Alaska con el fin de detener a los rusos que habían entrado a través del Estrecho de Bering y, de esta manera, asegurar la presencia española en esos territorios.

Nacido en 1743 (algunos historiadores fijan como fecha 1744), desde que ingresó a la Real Compañía de Guardiamarina de Cádiz, en España, a los 19 años, se ofreció personalmente para trabajar en el puerto de San Blas, México, desde donde emprendió tres expediciones en nombre de la Corona de España.

En su segundo viaje, en 1779, tomó posesión para España de las costas de California, Oregón y Washington. También ocupó Alaska y le dio su nombre a la isla que hoy se conoce como Vancouver, rebautizada posteriormente por los británicos y que los nativos llamaban Nutka en tiempos pretéritos.



La razón por la que esta zona insular se queda con el nombre de Vancouver fue porque, entre conquistadores españoles e ingleses resolvieron la posesión de estas tierras, delegando a De la Bodega y Quadra y al oficial George Vancouver delimitar la zona, colocando sus apellidos en dos de las zonas litigadas.

Por desgracia, el marino peruano falleció antes de la demarcación definitiva y los británicos se apoderaron de toda el área, relegando poco a poco el apellido De la Bodega y Quadra, triste condena de olvido que no debe repetirse, si se incide en divulgar mayor información y remarcar la importancia del corajudo conquistador, así como de esta residencia en pleno Cercado de Lima, donde sus objetos y laberíntica arquitectura constituyen un invalorable aporte a la cultura e historia peruanas.

De la Bodega y Quadra elaboró una de las cartografías más completas de la costa oeste de Norte América. Gracias al navegante peruano se terminó de conocer este territorio, según reconoce Miguel Fhon, director del Museo a BBC Mundo.


Revista Turística Perú Inka.


 

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