COSMOVISIÓN ANDINA (2DA PARTE) - PAZ E INTEGRACIÓN CON LA NATRALEZA
El director de la Escuela Intercultural Andina Kontiti, Zadir Milla, nos mencionaba, en nuestra anterior edición, cómo la particular cosmovisión del mundo andino creó y recreó todo su entorno, de modo que cada cerro o apu, cada piedra levantada, cada templo y plaza, tuvieran un significado, una razón de ser, y por lo tanto, estuvieran imbuidos de valores y enseñanzas. Son estos valores los que edificaron un imperio sorprendente que hasta hoy cautiva a todo el orbe.
En esta nueva edición de Revista
Turística Perú Inka continúa ilustrándonos sobre los diversos alcances de sus investigaciones
y vivencias. Nos abre una puerta hacia un universo que sigue vivo mientras los
peruanos queramos mantenerlo así, tal cual revela el mencionado investigador.
Una vez más los incas nos regalan un pasaporte para trasladarnos a nuestra sorprendente
y maravillosa historia, aquella que estamos obligados a conocer,
enorgullecernos y difundir.
Continuando con los sorprendentes
hallazgos encontrados en diferentes infraestructuras milenarias y la
información que guardan, nuestro entrevistado nos ubica en un contexto necesario
para comprender y continuar con este viaje al antiguo Perú. En palabras de
Milla, nuestras autoridades ligadas al manejo histórico cultural del país
manejan un criterio colonialista y eso es producto del centralismo académico
que los mismos funcionarios relacionados al patrimonio terminan encerrados en
sus propios paradigmas.
“Este criterio no nos permite ver y
valorar a otros investigadores y es gracias a ellos que se aprende muchísimo,
no son los académicos los que están a la vanguardia por el contrario ¿Acaso
Julio César Tello era arqueólogo? Era médico y su profesión pudo complementarse
con la investigación. Por ello proponemos una propuesta diferente de
acercamiento al conocimiento, es una epistemología distinta, no estamos en una
búsqueda de saber escrito, sino de saber inmediato con un respaldo conceptual
milenario porque sin esa mirada de nuestras raíces ¿Cómo podríamos avanzar, ver
un objeto e interpretarlo en sí mismo?”, dice Milla.
Según el investigador, lo fascinante
de nuestra historia es que está todo tejido, se hace evidente y predecible
porque todo en el Tahuantinsuyo estaba organizado; los habitantes del incanato
eran gente que no vivía en conflicto, estaban acostumbrados a convivir en diversidad
e integrarla, prueba de ello es que logró dominar 60 pisos ecológicos; algo
imposible de realizar con gente en constantes lides.
“En Europa -ya lo decía Marx-, la
violencia era la partera de la historia, los conquistadores españoles tenían
ese enfoque. Mientras tanto, en los Andes, lo que encontramos es una mirada
totalmente opuesta, se trata de sembrar para que nuestras semillas (que son
nuestros ancestros) sean producto de lo que viene a crecer; se evidencia una
sociedad en la cual hay un culto a la vida e integración”, menciona el director
de Kontiti.
“El Tahuantinsuyo no se hizo con
guerras, fue hecho en base al amor, literalmente. En cada cuenca hay una plaza
cuadrada -como mínimo-, esta infraestructura está orientada a las cuatro
direcciones para que las personas salieran y llegaran de cualquiera de esos
sentidos. Durante cada fiesta, las familias iban y venían con sus hijos e
hijas, semillas, conocimientos, etc. Los jóvenes se conocían entre ellos y eran
personas que vivían a diferentes altitudes: mil, 2 mil, 3 mil metros sobre el
nivel del mar, por ejemplo. Entonces, al conocerse y relacionarse los jóvenes
de estas familias se podía obtener productos agrícolas de diferentes alturas
para compartirlas entre todos. Pero claro, eso jamás les iba a entrar en la
cabeza a los conquistadores que solo comprendían de guerras”, agrega Milla.
En efecto, un argumento bastante
sólido para justificar el enfoque propuesto por este investigador peruano es
que los arqueólogos cuando realizan su trabajo de campo no encuentran armas,
casi siempre encuentran tejidos, huacos, piezas de oro, etc. Esto debido a que
la calidad humana se medía en base a la capacidad creativa y productiva, es
decir, entre mejor artículos elaborados por ellos mismos, lo consideraban una
mejor persona, tenían más dedicación, disciplina y técnica.
CENTRO DEL
UNIVERSO
Machu Picchu (considerado el Olimpo
de los Apus), según nuestro entrevistado, tiene seis formas diferentes apreciables
desde cada montaña sagrada que la rodean, y todas dibujan formas diferentes donde
se aprecia un cóndor -principalmente- y el picaflor, siempre volando hacia el
sol o al atardecer. Y esa creación fabulosa no se consigue de un pueblo
ignorante ni ajeno a su entorno. “Quisiera retar al mejor equipo de arquitectos
del mundo a que encuentre el lugar perfecto donde todas las montañas funcionan
perfecto y donde cada piedra que se ubique en ese lugar caiga perfecta con todo
y que además produzca miles de variedades de semillas”, sentencia.
Zadir Milla nos propone conducirnos a
una acción. Visitar Machu Picchu tiene que inspirarnos, cambiar la mirada hacia
la vida, dejar de observarnos como seres ajenos e individuales y empezar a integrarnos
como parte de las montañas, estrellas, etc. Este espacio da testimonio de la
grandeza a la cual se puede alcanzar por el camino de la armonía, es por ello
que esta “otra historia” nos da una nueva identidad para reconocernos; muy
lejana a la forma que consiguieron los conquistadores españoles y que sigue
vigente hasta nuestros días.
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