MANOS HUANCAS DISEÑAN PROGRESO
Para quienes han viajado alguna vez por el centro del país, la región Junín no solo sobresale en productos de panllevar, siendo desde hace mucho la despensa de la propia capital del país, sino que también destaca por sus grandes maestros artesanos en diferentes modalidades del arte popular.
En un rápido recorrido por el valle del Mantaro, Revista Turística
Perú Inka conoció algo más de estos artífices de hermosas filigranas en oro y
plata, mantos multicolores, sombreros de noble fieltro; en fin, de texturas
increíbles y diseños irrepetibles.
Visitamos Inka Roca, conocida también como la Casa de las Alfombras,
donde decenas de prendas de vestir se confunden con tapetes, tapices y
alfombras de todos los tamaños y precios. Viejas (por decirlo de alguna manera)
máquinas de telar y hábiles como pacientes artesanos explican a los visitantes cómo
han heredado esa pericia para convertir ruda materia prima en delicados
trabajos.
El resultado son formidables prendas donde la rica iconografía
andina se asoma con toda su denotación y connotación de un universo que
prevalece hasta hoy en la cultura y tradiciones de nuestros pueblos del Ande.
SOMBRERO DE PUNTA, CUAL “APU”
Siguiente parada, la Casa Artesanal “Lapi Chuco” en el distrito de
San Agustín de Cajas (provincia de Huancayo). Realmente es una maravilla ver
transformada la lana de oveja, no solo en graciosos peluches sino también en
sombreros, que durante siglos han acompañado a los hombres de campo.
En esta zona del país los sombreros de los hombres de campo son
puntiagudos y se asemejan mucho a los “apus” (cerros sagrados) que custodian
todo el universo andino. Los de las damas son parecidos a los sombreros
europeos de “bombín”, con cintas de seda y coquetos lazos Pues bien, para
confeccionarlos hay que seguir delicados procesos, empezando por separar la
lana rústica, cortarla en pequeños pedazo y, literalmente, salpicarla mediante
un arco de tripas de toro.
Luego, prensarla y plancharla (con la mano) dentro de un mantel, prensarla nuevamente hasta formar un cono; cortarlo, colocarlo en hormas (húmedo, para que pueda ceder), pasarlo por engrudo (para endurecerlo), lijarlo, ribetearlo y plancharlo.
SOL Y LUNA, CAPTURADOS EN JOYAS
Diferentes paquetes turísticos a los alrededores de la Plaza de
Armas de Huancayo, pueden llevarlo por las casas-taller de estos artesanos,
tanto en los distritos huancaínos de San Agustín de Cajas como en el de
Concepción, en la provincia del mismo nombre, a pocos minutos de camino en
combi o mini van.
En este tercer punto, las que resaltan son las joyerías del distrito
de San Jerónimo de Tunán, donde encontramos especialistas en la fundición de
oro (el sol de los Incas) y plata (la luna), elaborando exquisitas filigranas y
joyería fina, altamente cotizada.
Para matizar y darle colorido a la visita, algunos artesanos nos
reciben disfrazados de “Avelinos”, nombre dado precisamente a los combatientes
de San Jerónimo de Tunán, en honor al legendario general Andrés Avelino Cáceres,
el “Brujo de los Andes”.
Como se sabe, la plata se funde a los 960 grados y el oro, a los
1060. Los artesanos del lugar siguen utilizando hasta el día de hoy herramientas
tradicionales como sopletes, moldes y cosos de piedra para el acto del fundido.
Para utilizar la plata en filamentos, se pasa por una laminadora.
Para la fabricación de anillos el soplete va configurando las formas deseadas,
posteriormente se blanquean estas piezas con ácido sulfúrico. Según el acabado,
los procesos siguientes toman los nombres de escarchado o diamantado y
finalmente un minucioso pulido para darle brillo y textura a los modelos.
Las damas, qué duda cabe, se pueden pasar muchos minutos apreciando cada
trabajo, cada anillo, arete, prendedor o collar. Luego viene el “regateo” para
conseguir el mejor precio (en esta etapa son los caballeros los que se toman un
buen tiempo para convencer al casero) y finalmente, los turistas se llevan al
menos un regalito a casa.
Es que los que acuden a la región Junín, sobre todo al valle del
Mantaro, y no se llevan al menos un anillo o llavero, no pueden decir que han
gozado al pisar esta noble y prodigiosa tierra, amable y calurosa como sus
grandes artesanos.
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